Lección 1:

La autoridad e inspiración de la Biblia

Foto: Biblical inspiration. Fuente: Wikipedia

La palabra Biblia proviene del término griego biblia, que significa libros. En este sentido, podemos decir que, si bien la Biblia luce como un libro, en su interior posee divisiones grandes que son libros en sí mismos. Esto es así porque la Biblia no se escribió de una sola vez y por una sola persona, sino que casi 40 autores a lo largo de 1500 años redactaron diferentes escritos que en un momento se reunieron en una sola obra, la cual hoy tenemos en nuestras manos. Poco a poco veremos cómo fue sucediendo esto.

Dentro de la misma Biblia se usan otros términos para referirse a ella, como los escritos o las Escrituras, aunque éstos se usan para hablar más bien de su primera sección, el Antiguo Testamento. En Mateo 21:42 y Marcos 12:10, por ejemplo, se habla de las escrituras. En 2 Timoteo 3:15 se mencionan las Sagradas Escrituras. Cuando se dice Sagradas se hace referencia a que no son escrituras como cualquier otra, sino diferentes en esencia y categoría; apartadas del resto de los escritos regulares.

Contenido y autoridad

Como dijimos anteriormente, la Biblia, aunque se ve como un libro, es en realidad un conjunto de libros. Si abres tu Biblia y ves el índice verás que el mismo tiene una lista que comienza con Génesis, luego Éxodo, después, Levítico, y así. Este conjunto de libros aceptados como verdaderos y autorizados son denominados como canon. Ahora bien, ¿quiénes y cómo decidieron los libros que están incluidos en la Biblia? Al respecto, hay muchas diferencias y discusiones. Por ejemplo: el canon judío acepta 39 libros del Antiguo Testamento y ninguno del Nuevo Testamento. El canon protestante acepta 39 del Antiguo y 27 del Nuevo (66 libros en total). El canon católico acepta 46 del Antiguo y 27 del nuevo (73 en total). Y así podríamos continuar.

Entonces, ¿cuál es la Biblia que está realmente completa? Cada quien atribuye a su canon el ordenamiento oficial de libros. Los protestantes y cristianos evangélicos nos basamos en la Confesión de fe Westminster

Foto: Westminster confession of faith. Fuente: Wikipedia

En Inglaterra se sucedieron una serie de reuniones y simposios con el fin de definir claramente el contenido de la Biblia más veraz, sus enseñanzas y diversos temas más. A través de estudios profundos, históricos, arqueológicos y doctrinales, se concluyó en 1646 reunir en un documento llamado Confesiones de fe de Westminster un resumen teológico y apologético del credo cristiano protestante. Por un lado, el Artículo VI de la Iglesia de Inglaterra afirma: "La Santa Escritura contiene todas las cosas necesarias para la salvación; así que lo que no se lea allí, ni pueda ser probado por ella, no se le debe requerir a ningún hombre, para que no sea creído como un artículo de la fe, o sea enseñado como un requisito, o necesario para la salvación." Para el mismo efecto, la Confesión de Fe de Westminster cataloga los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento como "todos . . . dados por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y de conducta."

En conclusión, los libros canonizados como verdaderos dentro de la Biblia son los siguientes:

Foto: Pequeña Biblia. Fuente: Pinterest.

Los dos testamentos

Seguramente hayas notado esa gran división en la Biblia. Por un lado, el Antiguo Testamento, y, por el otro, el Nuevo Testamento. Más adelante estudiaremos en profundidad sus contenidos, pero podemos mencionar que los escritores del Nuevo Testamento veían en su propio tiempo el cumplimiento de todo lo dicho en el Antiguo. Es decir que en el Antiguo Testamento nos vamos a encontrar con muchos símbolos y profecías, pero recién en el Nuevo vamos a ir entendiendo todo aquello. Además, debemos entender que, si bien se les llama testamentos, la palabra más adecuada es pacto (Antiguo Pacto, Nuevo Pacto). ¿Por qué? Porque en el Antiguo Testamento Dios hace un pacto con su pueblo:

"Tomó entonces el libro del pacto y lo leyó ante todo el pueblo, y ellos dijeron: «Acataremos todas las cosas que el Señor ha dicho, y las obedeceremos.» Luego, Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, mientras decía: «Ésta es la sangre del pacto que el Señor hace con ustedes al darles todas estas cosas.»" (Éxodo 24:7-8)

Luego, dice:

"Vienen días en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. -Palabra del Señor." (Jeremías 31:31)

Este nuevo pacto mencionado por Dios a través del profeta Jeremías se cumplirá con la llegada de Jesús en la segunda división de la Biblia. Ya veremos todo esto en detalle más adelante.

El Antiguo Testamento

Foto: Por qué leer todavía el Antiguo Testamento. Fuente: La Croix en español

En la Biblia hebrea, los libros están ordenados en tres divisiones: la Ley, los Profetas y los Escritos.

  • La Ley consta del Pentateuco, también llamados los cinco "libros de Moisés". Estos son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
  • Los Profetas se dividen en dos secciones: los Primeros Profetas (Josué, Jueces, Samuel y Reyes), y los Últimos Profetas (Isaías, Jeremías, Ezequiel y "El libro de los doce profetas").
  • Los Escritos contienen el resto de los libros. Primero Salmos, Proverbios y Job luego los cinco "rollos", que son el Cantar de los cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester, y finalmente Daniel, Esdras-Nehemías y Crónicas.

Si sumamos todos los libros dichos, veremos que suman 24. Nuestra Biblia posee 39 porque hay divisiones dentro de cada uno de los libros para estudiarlos mejor y comprender sus historias. El libro de los doce profetas se consideran doce libros diferentes (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías), Samuel, Reyes, Esdras-Nehemías y Crónicas se dividen en dos cada uno.

El Nuevo Testamento

Foto: 10 mandamientos Nuevo Testamento. Fuente: Vida, Esperanza y Verdad

Durante los últimos 1600 años, la gran mayoría de los cristianos ha aceptado que el Nuevo Testamento está compuesto de veintisiete libros. Estos veintisiete libros caen naturalmente en cuatro
divisiones:

  • Los cuatro Evangelios.
  • Los Hechos de los apóstoles.
  • Ventiniún cartas escritas por los apóstoles y hombres apostólicos.
  • El Apocalipsis.

Mientras que la escritura de los libros del Antiguo Testamento comprendió un período de mil años o más, los libros del Nuevo Testamento se escribieron en un período de un siglo.

Al principio, los Evangelios individuales tenían una existencia local e independiente en los grupos para los cuales fueron escritos originalmente. Sin embargo, a comienzos del siglo II, se juntaron y comenzaron a circular como un registro que constaba de cuatro partes. Cuando sucedió esto, el libro de Hechos fue separado de Lucas, con el que había formado un escrito de dos volúmenes, y comenzó una carrera separada e importante por sí solo. Al principio, las cartas de Pablo fueron preservadas por las comunidades y los individuos a quienes habían sido enviadas. Pero para fines del siglo I existen evidencias que sugieren que la correspondencia de Pablo que sobrevivió comenzó a ser recolectada en una colección paulina, la cual circuló con rapidez entre las iglesias.

Con la colección de los Evangelios y la colección paulina, y con Hechos, que sirve como un eslabón entre las dos, tenemos el comienzo del canon del Nuevo Testamento como lo conocemos.  

La autoridad de la Biblia

La civilización occidental está en una severa «crisis de autoridad», que no se limita solamente al campo de la fe religiosa, ni tampoco es una amenaza especial o única para los que creen en la Biblia. La autoridad paternal, la autoridad marital, la autoridad política, la autoridad académica y la autoridad eclesiástica son puestas en duda. No sólo la autoridad en particular -la autoridad de las Escrituras,  de líderes políticos y así sucesivamente -sino que también el concepto de autoridad en sí mismo es desafiado con vigor. Por eso la crisis actual de autoridad bíblica refleja un consenso decadente de la civilización en los asuntos de soberanía y sumisión.

REBELIÓN CONTRA LA AUTORIDAD BÍBLICA
Juez de hombres y naciones, el Dios que se revela a sí mismo ejerce autoridad y poder ilimitados. Toda la autoridad y el poder de los seres creados provienen de la autoridad y el poder de Dios. Como el Creador soberano de todo, el Dios de la Biblia quiere y tiene el derecho de ser obedecido. Las criaturas de Dios son moralmente responsables por el uso o mal uso que hagan de dicho poder. En la sociedad humana caída, Dios instituye el gobierno civil para la promoción de la justicia y el orden. Él aprueba un orden de autoridad y relaciones productivas en el hogar al estipular ciertas responsabilidades a los esposos, esposas e hijos. También determina un patrón de prioridades para la iglesia: Jesucristo la cabeza, los profetas y los apóstoles a través de quienes llegó la revelación redentora, y así sucesivamente. Las Escrituras inspiradas, que revelan la voluntad trascendente de Dios en una forma escrita objetiva, son la regla de fe y conducta a través de las cuales Cristo ejercita su autoridad divina en la vida de los creyentes.

Afirmando que el hombre ha alcanzado «la mayoría de edad», el secularismo radical defiende y apoya la autonomía humana y la creatividad individual. Se dice que el hombre es su propio señor, y el inventor de sus propios ideales y valores. Vive en un universo supuestamente sin propósito, que presumiblemente ha sido formado por un accidente cósmico. Por lo tanto, se declara a los seres humanos como totalmente libres para imponer en la naturaleza y en la historia cualquier criterio moral que prefieran. Para tal punto de vista, insistir en verdades y valores dados divinamente y en principios trascendentales sería reprimir la autorrealización y retardar el desarrollo creativo personal.  Esto ya se encontró en el Edén. Adán y Eva se rebelaron contra la voluntad de Dios siguiendo sus preferencias individuales y su propio egoísmo. Pero su rebelión fue reconocida como pecado.

Si uno abraza un punto de vista estrictamente de desarrollo, que considera que toda la realidad es cambiante, ¿qué base queda para el papel creativo de la humanidad en el universo? ¿Cómo podría un cosmos sin propósito llevar a la autosatisfacción individual? Solamente la alternativa bíblica del Dios Creador-Redentor, quien creó a los seres humanos para la obediencia moral y un alto destino espiritual, preserva la dignidad permanente y universal de la especie humana. La Biblia lo hace, sin embargo, con un llamado que demanda una decisión espiritual.  La Biblia no es la única que nos recuerda que los seres humanos tienen todos los días una relación responsable con el Dios soberano. El Creador revela su autoridad en el cosmos, en la historia y en la consciencia interior, una revelación del Dios vivo que penetra la mente de cada ser humano (Romanos 1:18-20; 2:12-15). La supresión rebelde de esa «revelación general divina» no consigue evitar completamente el temor de tener que rendir cuentas al final (Romanos 1:32). Sin embargo, es la Biblia como «revelación especial» la que con más claridad confronta nuestra rebelión espiritual con la realidad y autoridad de Dios. En las Escrituras, el carácter y la voluntad de Dios, el significado de la existencia humana, la naturaleza del reino espiritual y los propósitos de Dios para los seres humanos de todas las épocas están declarados en forma totalmente inteligible. La Biblia publica en forma objetiva el criterio por medio del cual Dios juzga a los individuos y a las naciones, así como las maneras en que se pueden recobrar moralmente y ser restaurados a la comunión personal con él. Por lo tanto, el respeto por la Biblia es decisivo para el curso de la cultura occidental y, a la larga, para la civilización humana en general.

CÓMO SE VE LA BIBLIA A SÍ MISMA

La Biblia es autoritativa porque está autorizada divinamente; en sus propios términos, «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (2 Timoteo 3:16). De acuerdo a este pasaje, todo el Antiguo Testamento (o cualquier elemento de él) es inspirado divinamente. La extensión de la misma afirmación para el Nuevo Testamento no se declara expresamente, pero nos es dada a entender. El Nuevo Testamento contiene indicaciones de que su contenido debía ser visto, y en realidad lo era, como de igual autoridad que el Antiguo Testamento. Los escritos del apóstol Pablo son catalogados con «las demás Escrituras» (2 Pedro 3:15-16). Bajo el encabezamiento de «Escritura», 1 Timoteo 5:18 cita Lucas 10:7 junto a Deuteronomio 25:4 (compare 1 Corintios 9:9). El libro del Apocalipsis, además, reclama origen divino (1:1-3) y emplea el término «profecía» en el sentido del Antiguo Testamento (22:9-10, 18). Los apóstoles no distinguieron su enseñanza hablada y escrita, pero declararon expresamente que su proclamación inspirada era la Palabra de Dios (1 Corintios 4:1; 2 Corintios 5:20; 1 Tesalonicenses 2:13).  

La inspiración de la Biblia

Foto: Bible held in sun. Fuente: Christianity

La palabra «INSPIRACIÓN» viene de la traducción del latín de theopneustos en 2 Timoteo 3:16, que la versión Reina-Valera expresa así:

"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16)

Las palabras de Pablo significan no que la Escritura es inspiradora (aunque lo es), sino que la Escritura es un producto divino, y debe ser enfocada y estimada como tal. El «soplo» o «espíritu» de Dios en el Antiguo Testamento denota que el poder de Dios sale en forma activa, ya sea en la creación (Salmo 33:6; Job 33:4; compare Génesis 1:2; 2:7), preservación (Job 34:14), revelación a y a través de los profetas (Isaías 48:16; 61:1; Miqueas 3:8; Joel 2:28 y siguientes), regeneración (Ezequiel 36:27), o juicio (Isaías 30:28, 33). El Nuevo Testamento revela su «aliento» divino (en el griego pneuma) como una Persona de Dios. El «aliento» de Dios (el Espíritu Santo) produjo la Escritura como un medio de proporcionar comprensión espiritual.

LA IDEA DE LA INSPIRACIÓN BÍBLICA

De acuerdo a 2 Timoteo 3:16, lo que es inspirado son precisamente los escritos bíblicos. La inspiración es una obra de Dios terminando, no en los hombres que iban a escribir las Escrituras (como si, habiéndoles dado una idea sobre lo que debían decir, Dios los dejara para que ellos mismos encontraran la forma de expresarla), sino en el producto escrito. Es la Escritura - graphe, el texto escrito - lo que es inspirado por Dios.  Esto quiere decir que la Escritura no es sólo la palabra de un hombre - el fruto del pensamiento humano, premeditación y arte - sino también e igualmente la palabra de Dios, hablada a través de los labios del hombre o escrita con la pluma de un hombre. En otras palabras, la Escritura tiene paternidad literaria doble, y el hombre es solamente el autor secundario; el autor principal, a través de cuya iniciativa, llamado y capacitación y bajo cuya supervisión cada escritor humano hizo su trabajo, es Dios el Espíritu Santo.

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