Lección 4: El gobierno de Dios

Lea el siguiente versículo bíblico:

"[...] primeramente el reino de Dios y su justicia [...]" (Mateo 6:33)

Observe esa expresión: "Reino de Dios". El concepto de reino es bastante común en la época en que se escribió la Biblia. Hoy en día es mucho más extraño encontrar monarquías, siendo los sistemas parlamentarios y democráticos los más usuales. Jesús hace mucho uso de esta expresión, lo cual nos da a entender una condición de gobierno que se da en las vidas que reciben a Dios genuinamente. Es decir que, si realmente usted a recibido a Jesús como Señor en su vida, entonces ahora pertenece a la jurisdicción del gobierno de Dios.

Cambio de gobierno

En 1983, la Argentina vería una cambio de régimen radical, en el cual finalizó un período de dictadura y se transitó hacia la democracia. Este cambio fue rotundo, pues acabaron las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura anterior, comenzó la integración a la globalización, y toda la forma de organizar al país giró en 180°.

Gobiernos de Rafael Videla y Raúl Alfonsín. Fuente: Wikipedia

Este es uno de los muchos ejemplos que se dieron en el mundo al transitar de un régimen de gobierno a otro. Lógicamente, el país cambia por completo cuando se cambia de monarquía a democracia, o de monarquía a parlamento o mixto, de comunismo a capitalismo, etc.

De la misma manera, cuando conocemos a Dios y nos entregamos a su voluntad somos transferidos de un gobierno a otro, del reino de las tinieblas al Reino de Jesucristo.

"[...] nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo" (Colosenses 1:13)

Observe el siguiente gráfico que compara ambos reinos.

REINO DE LAS TINIEBLAS

Sin Cristo las prioridades comienzan con las propias necesidades e intereses.

  1. Yo
  2. Bienestar personal
  3. Carrera, negocios
  4. Fama
  5. Familia
  6. Amigos
  7. Dios (Si se practica alguna religión)

TRASLADO

REINO DE JESUCRISTO

Con Cristo las prioridades comienzan con los intereses de Dios

  1. Dios
  2. La extensión del Reino de Dios
  3. La familia
  4. Amigos
  5. Otros cristianos
  6. Carrera, negocios
  7. Bienestar personal
  8. Yo

Si nos fuéramos a vivir a otro país, tendríamos que adquirir su cultura, vestimenta, nacionalidad, costumbres, etc. Pasar del reino de las tinieblas al Reino de Jesucristo requiere un cambio similar una readaptación. Antes de conocer a Dios, vivíamos bajo la influencia del mundo que habitamos, la cual persiste en ser opuesta a Dios. Ahora, la Palabra de Dios nos aconseja abandonar esas costumbres y no dejarnos influenciar de nuevo por ellas.

"[...] no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto." (Romanos 12:2)

Quien recibe a Jesucristo, le recibe como dueño. Para formar parte del Reino de Dios hay que someterse a quien gobierna, es decir, a Jesucristo.

JESUCRISTO ES EL SEÑOR EN LA VIDA Y EN LA MUERTE

En el reino de las tinieblas vivíamos para nosotros mismos y moríamos pensando en nosotros mismos, pero al ser trasladados al Reino de Jesucristo comenzamos a vivir para el Señor. Toda nuestra existencia cobra un nuevo significado, adquiere un propósito y se dirige a un fin glorioso. Y si morimos, no morimos en vano, "para el Señor morimos" porque aun nuestra muerte está dentro del plan de Dios, bajo su autoridad y su sabiduría. Nada ocurre por casualidad o por fatalidad, porque Él tiene dominio tanto en el cielo como en la tierra. Y todo esto porque "somos del Señor" y sabemos que un día él nos resucitará con poder.
"[...] nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor." (Romanos 14:7-8)

JESUCRISTO ES EL SEÑOR EN LA ELECCIÓN DE NUESTRA PAREJA

En el reino de las tinieblas las cuestiones de la fe ocupan un lugar secundario. Los jóvenes se comprometen y se casan pasando por alto el tema religioso. Da lo mismo casarse con un judío que con un mahometano o un budista, no tiene importancia si cree en Dios o es un ateo. Pero en el Reino de Dios, Jesús como Señor establece sus reglas. 

"No se unan con los incrédulos en un yugo desigual. Pues ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿O qué relación puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿Y qué concordia tiene Cristo con Belial? (Belial es el nombre propio del demonio) ¿O qué tiene en común el creyente con el incrédulo? (2 Corintios 6:14-15)

La fe debe ser la misma para caminar juntos hacia los propósitos de Dios y agradarle. Sin embargo, ¿qué sucede si alguien conoce a Dios y ya está casado? ¿Debe separarse? Por supuesto que no. La razón es la siguiente.

JESUCRISTO ES EL SEÑOR EN NUESTRO MATRIMONIO

En el reino de las tinieblas los hombres y las mujeres se casan y se divorcian y se vuelven a casar sin ningún problema. Se considera como lo más natural del mundo que si uno no se lleva bien con su cónyuge se divorcie y busque otra pareja. Pero al ser trasladados al Reino de Jesucristo la situación cambia completamente. Leamos lo que dice nuestro Señor:

"Pero a los que están unidos en matrimonio les doy este mandato (que en realidad no es mío sino del Señor): Que la esposa no se separe del esposo; pero en caso de separarse, que no se vuelva a casar, o que se reconcilie con su esposo. De la misma manera, que el esposo no abandone a su mujer." (1 Corintios 7:10-11)

JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE NUESTRA FAMILIA

En el reino de las tinieblas no existen líneas de autoridad. Cada uno hace lo que bien le parece: los maridos, o son despóticos o sumamente débiles y dependientes de su cónyuge. Las esposas, o son dominantes o deprimidas. Los hijos, o son apocados o rebeldes. En su Reino, Jesucristo el Señor ordena:

1. A los maridos que amen a sus esposas

No sólo con sus emociones, sino con una actitud sacrificial.  

"Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella" (Efesios 5:25)

2. A las esposas que se sujeten a sus maridos

"Ustedes, las casadas, honren a sus propios esposos, como honran al Señor; porque el esposo es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así como la iglesia honra a Cristo, así también las casadas deben honrar a sus esposos en todo." (Efesios 5:22-24)

(Nota: los maridos no deberían exigir que sus esposas se le sujeten, ni las esposas deberían exigir que sus maridos las amen, sino que cada uno sea responsable de hacer lo suyo)  

3. A los hijos que obedezcan a sus padres

"Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y tengas una larga vida sobre la tierra." (Efesios 6:1-3)

4. A los padres que no hagan enojar a sus hijos.

"Ustedes, los padres, no exasperen a sus hijos, sino edúquenlos en la disciplina y la instrucción del Señor." (Efesios 6:4)

JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE NUESTRO TRABAJO

En el reino de las tinieblas es válido que uno trabaje para otros o para sí mismo de buena o mala gana, de acuerdo al estado de ánimo o de las circunstancias. Pero, cuando ha sido trasladado al Reino de Jesucristo, cualquier trabajo que uno haga debe hacerlo con entusiasmo, porque todos los trabajos son para Dios, aunque si uno estuviese trabajando para un ateo.

"Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente, porque ya saben que el Señor les dará la herencia como recompensa, pues ustedes sirven a Cristo el Señor." (Colosenses 3:23-24)

JESUCRISTO ES EL SEÑOR EN LA IGLESIA

La palabra "iglesia" significa "asamblea" o "reunión" por lo cual la iglesia no es un edificio, sino un conjunto de personas que se reúnen para adorar, alabar, predicar el evangelio y servir a Dios en cualquier lugar.
En el reino de las tinieblas, la iglesia no forma parte de la vida de una persona, aun cuando tenga una religión. Porque desde las tinieblas uno ve a la iglesia como algo extraño a sí mismo, aunque asista todos los domingos y participe de algunas actividades. Pero, cuando es trasladado al Reino de Jesucristo, llega a ser parte íntima de la iglesia, es iglesia.
La iglesia es el cuerpo visible de Jesucristo y siempre debe actuar, movilizarse y vivir bajo sus directivas. La iglesia representa la presencia de Cristo en la tierra, por lo cual, debe parecerse en todo a él. Esto significa que la verdadera iglesia del Señor, jamás hará planes por su propia cuenta, sino que, como Jesucristo, buscará en todo la voluntad de Dios; jamás incorporará a sus actividades elementos que no den la gloria a Dios, porque Jesucristo dijo en una oración al Padre: "yo te he glorificado en la tierra"; jamás se opondrá a la enseñanza de la Biblia sino que vivirá de acuerdo a ella, como dijo nuestro Señor "el que me ama, mi palabra guardará". Jamás contemporizará con las corrientes políticas o filosóficas en boga, porque aunque está en el mundo, no pertenece a este mundo.
Cada miembro de la iglesia que reconoce a Jesucristo como Señor, se sujetará a su pastor no porque crea que su pastor tenga la razón en todo, sino porque ha entendido el significado de la
autoridad delegada por Dios.

"Obedezcan a sus pastores, y respétenlos. Ellos cuidan de ustedes porque saben que tienen que rendir cuentas a Dios. Así ellos cuidarán de ustedes con alegría, y sin quejarse; de lo contrario, no será provechoso para ustedes. " (Hebreos 13:17)

Vivimos en un mundo en que se cuestiona y se rechaza toda autoridad: los hijos resisten a la autoridad de sus padres y maestros; las esposas se oponen a la autoridad de sus maridos; los empleados a la autoridad de sus jefes; los ciudadanos resisten a sus gobernantes y en las iglesias los miembros rechazan la autoridad de sus pastores. La sentencia de Dios es suficientemente clara:

"[...] aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos." (Romanos 13:2)

Al ser trasladados al Reino de Jesucristo, doblamos nuestras rodillas ante Aquel que Dios "exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre." (Filipenses 2:9-11) y nos sometemos abrazando su señorío para vivir el resto de nuestros días agradándole en todo.

¿Qué piensas?

¿Será mejor dejar a Jesús a cargo? ¿Será mejor entregar nuestras cargas, batallas y confianza a Él? ¿Él podrá gobernar sobre tu vida?

Iglesia Visión, Fe y Acción - MCyM
Echeverría 510, Coronel Suárez, Argentina 
WhatsApp/Telegram: +5492926500088
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar