Lección 8: Ofrendar y diezmar

Tithes and offerings. Fuente: United Church of God

Las ofrendes y los diezmos están incluidos en el proyecto de Dios para bendecir a todo aquel que cree. Pero ¿qué quiere decir ser bendecido?  

1. Ser bendecido por Dios significa prosperar económicamente.

Dos mil años antes del nacimiento de Jesucristo, el criado de Abraham lo entendió así cuando dijo:

"el Señor ha bendecido mucho a mi amo, y lo ha engrandecido; le ha dado ovejas, vacas, plata, oro, siervos y siervas, camellos y asnos." (Génesis 24:35)

2. Ser bendecido por Dios significa hacer prosperar a otros.
Mas adelante, en la Biblia encontramos el relato de la historia de Jacob cuando fue a vivir a la casa de su pariente Labán. Durante el tiempo que estuvo allí, la presencia de Jacob trajo una gran prosperidad económica a toda esa familia. Y lo reconoció así: "Si merezco que me trates con bondad, quédate. Se me ha revelado que gracias a ti el Señor me ha bendecido". Y también Jacob confirma las palabras de su futuro suegro diciendo: "Lo poco que tenías antes de mi llegada, ha crecido en gran número. Con mi llegada el Señor te ha bendecido" (Génesis 30:27,30)
3. Ser bendecido significa librarse de un peligro.
Por eso Jacob, cuando supo que su hermano Esaú venía a su encuentro con 400 hombres armados, entendió que su vida corría peligro, y no sólo su vida sino toda su familia, por lo cual luchó con el ángel de Dios hasta el amanecer para alcanzar la bendición y resueltamente dijo: "No te dejaré si no me bendices".
4. Ser bendecido significa ser bien recordado después de muerto.

"Recordar a los justos es una bendición [...]" (Proverbios 10:7)

5. Ser bendecido significa estar bien en tiempos de crisis económica.

"[...] bendito el hombre que confía en mí, que soy el Señor, y que en mí pone su confianza. Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos; echa sus raíces junto a las corrientes, y no se da cuenta cuando llega el calor; sus hojas siempre están verdes, y en los años de sequía no se marchita ni deja de dar fruto." (Jeremías 17:7-8)

Estos son sólo algunos ejemplos de lo que significa ser bendecido por Dios, sin embargo, debemos saber que a veces la bendición puede transformarse en maldición.
En Jesucristo Dios destruyó todas las maldiciones que había en nuestra contra. Cristo Jesús se hizo a sí mismo maldición para llevar nuestras maldiciones en la cruz y destruirlas allí. Hemos aprendido que el pueblo de Dios es inmune a las maldiciones y conjuros de brujos y de todos sus enemigos, y esto nos da mucha paz. No obstante a eso, hay maldiciones que Dios mismo pronuncia y que solamente nosotros podemos anular. Las maldiciones que vengan de afuera, Dios las elimina, pero las maldiciones que vienen de Dios ¿quién puede detenerlas?
En el libro de Malaquías se mencionan dos maldiciones pronunciadas por Dios, las cuales solamente nosotros podemos desactivar.

LA MALDICIÓN AVANZA CUANDO NO QUEREMOS OÍR Y CUANDO NO ESTAMOS DECIDIDOS DE CORAZÓN A HONRAR A DIOS

Terco. Fuente: Samuel Marcano

"Si no prestan atención ni se proponen de corazón dar gloria a mi nombre, convertiré en maldición sus bendiciones. Sí, las convertiré en maldición porque ustedes no se han propuesto de corazón honrarme [...]" (Malaquías 2:2)

¡Qué paradoja! El Señor nos libró de toda maldición para que tengamos vidas felices, abundantes, prósperas, fructíferas en buenas obras y llenas de paz, y nosotros voluntariamente podemos atraer la desgracia sobre nuestras vidas por negarnos a oír su palabra y por no decidirnos de corazón dar gloria a su nombre.

En Proverbios 25:27 dice: "No conviene comer mucha miel, ni tampoco procurar la propia gloria." Para Jesucristo la búsqueda de la gloria personal es un impedimento de la fe: "¿Y cómo pueden ustedes creer, si se honran los unos de los otros, pero no buscan la honra que viene del Dios único?" (Juan 5:44)
Mas adelante dijo también: "El que habla por su propia cuenta, busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, éste es verdadero, y en él no hay injusticia." (Juan 7:18). Esa falta de decisión produce deslealtad. Ser leal significa "ser fiel a alguien y cumplidor en sus compromisos, o en su cargo".
Si leemos cuidadosamente el capítulo 2 de Malaquías notaremos que estas palabras fueron dirigidas a los sacerdotes de Israel que no estaban decididos de corazón dar gloria al nombre de Dios. "Y es que los labios del sacerdote son depositarios de la sabiduría; el pueblo espera hallar la ley en sus palabras, porque él es mensajero del Señor de los ejércitos." (2:7)
El apóstol Pedro dice que todos somos "real sacerdocio" para anunciar las virtudes de Dios. Pero si no lo hacemos como es debido no traeremos gloria a Dios sino deshonor.

LA MALDICIÓN DE DIOS POR ROBO

Robo. Fuente: Al día Argentina

"Desde los días de sus antepasados no se han sometido a mis leyes, sino que se han apartado de ellas. Pero si se vuelven a mí, yo me volveré a ustedes. Yo, el Señor de los ejércitos, lo he dicho.» Pero ustedes dicen: «¿Cómo está eso de que debemos de volvernos a ti?» «¿Habrá quien pueda robarle a Dios? ¡Pues ustedes me han robado! Y sin embargo, dicen: "¿Cómo está eso de que te hemos robado?" ¡Pues me han robado en sus diezmos y ofrendas! Malditos sean todos ustedes, porque como nación me han robado." (Malaquías 3:7-8)
Es interesante notar que ellos no estaban siendo conscientes de su problema, porque simplemente suponían que estaban bien. Así que, cuando Dios les dijo que se habían apartado de sus leyes y les pidió que vuelvan, ellos preguntaron "¿Cómo está eso de que debemos de volvernos a ti?". Así también hay muchos cristianos que están seguros que están bien con Dios, que cumplen en todo, que hacen lo que deben, y aun afirman "yo no tengo nada de que arrepentirme"Entonces Dios les señaló en qué se habían apartado, diciendo: "Ustedes me ha robado". Tal vez nunca imaginaban que alguien pudiese robar a Dios. Además, ¿quién se va a atrever robar a Dios? Él, con su presencia llena todo el universo y no necesita de nada ni de nadie. Y si así fuera, no sólo sería un imposible sino un suicidio. Por eso les preguntó "¿Habrá quien pueda robarle a Dios?" ¿Es posible? Pues sí, es posible, dijo Dios: "todos ustedes [...] como nación me han robado".
Dios había establecido que la décima parte del producto del ganado, de las cosechas y de todo lo que uno gane, le pertenece. No es nuestro. No hay duda que ellos ofrendaban y diezmaban, pero no todo lo que debían ofrendar y diezmar. Por eso la maldición aquí es tan fuerte: "Malditos sean todos ustedes, porque como nación me han robado."
¿Dios ha cambiado? ¿No exige más los diezmos de su pueblo?. En el versículo 6 leemos la respuesta: "Hijos de Jacob, yo soy el Señor, y no cambio. Por eso ustedes no han sido consumidos." Dios no cambia en sus exigencias, pero tampoco cambia en su promesa de bendición.


LA BENDICION DE DIOS POR LA OBEDIENCIA

Para quitar la maldición Dios puso esta condición: "Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo". No una parte de los diezmos, sino TODOS, y no a cualquier persona o lugar que a uno se le ocurra, sino a la "tesorería", al depósito de ofrendas en el templo. Si así uno lo hace, el Señor nos da tres grandes promesas:
1. Una bendición sobreabundante.
"Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones." (Malaquías 3:10)
2. Eliminación de lo que causa pérdidas.
"Además, reprenderé a esos insectos que todo lo devoran, para que no destruyan los productos de la tierra, ni dejen sin uvas sus viñedos. [...]" (Malaquías 3:11)
3. Felicidad notoria.
"Todas las naciones dirán que ustedes son bienaventurados (felices), porque serán una nación envidiable. [...]" (Malaquías 3:12)

ACLARACIONES
1. Los diezmos y las ofrendas no son una cuota que se paga a la iglesia, porque si así fuera, no sería una iglesia sino un club. Los diezmos pertenecen al Señor: "Se trata de una ofrenda consagrada al Señor." (Levítico 27:30) y las ofrendas son una expresión de gratitud y de alabanza a Dios en la iglesia. Es por eso que, si nuestros diezmos pertenecen a Dios, cuando los retenemos o utilizamos en otra cosa, estamos apropiándonos de lo ajeno, de lo que es de Dios, y por lo tanto es lisa y llanamente un robo.
2. Nadie espera que diezmen los que no tienen trabajo, por ejemplo, los niños, los estudiantes que dependen de sus padres o los que carecen de recursos. Se llama "diezmo" a la décima parte de lo que ganamos por nuestro trabajo, jubilación, pensión, aguinaldo, premio etc. Por ejemplo: Si ganamos 100 pesos, 10 pesos es el diezmo, es lo que le corresponde al Señor, no nos pertenece. De los 90 restantes podemos apartar libremente nuestras ofrendas, contribuciones para proyectos especiales, ayuda a los necesitados y para nosotros mismos y nuestra familia. Los diezmos deben descontarse de todo lo que ganamos, no de lo que nos sobra o de lo que nos queda después de pagar todas nuestras deudas o compromisos.
3. Las esposas de maridos inconversos o esposos de mujeres inconversas no tienen la obligación de diezmar del sueldo de su cónyuge. Salvo por mutuo acuerdo. El tema de los diezmos y las ofrendas nunca debería ser un motivo de conflicto en ninguna familia. Es una decisión voluntaria, libre y gozosa de cada persona ante Dios.
4. Cada iglesia lleva un libro de tesorería donde se asientan los ingresos y egresos de acuerdo a su presupuesto, con toda claridad y fidelidad. Este libro debe estar a disposición de todos los miembros de la misma, para que se vea que todo se hace con honestidad y transparencia.

¿Qué piensas?

¿Crees que puedes colaborar con la congregación con tu aporte? ¿Entiendes que todos los diezmos y ofrendas se utilizan sólo para los asuntos de la iglesia? ¿Tienes dudas al respecto?

Iglesia Visión, Fe y Acción - MCyM
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